domingo, 23 de marzo de 2014

No hay quien me calle.

Mi profesor de Filosofía nos propuso la evaluación pasada una actividad, que tenía como intención llamar la propia atención de todos los que nos rodean,  pero en esta ocasión era todo lo contrario. La actividad  consistía en permanecer completamente callados, y sin poder comunicarnos con absolutamente nadie, de ninguna forma, ya fuese  mediante gestos, pequeñas palabras o escribiendo, durante veinticuatro horas, a no ser que te rindieses…
Tan es así, que tampoco podíamos utilizar el teléfono móvil, ni ver por ejemplo la televisión.

Yo no tenía muy claro si participar o no, pero al final me decanté por hacerla, ya que es una experiencia rara, que no te planteas hacer cualquier día, y que podía ser interesante.
 Cuando me levanté, recordé rápido  que tenía que hacer la actividad, así que ni buenos días a mis padres ni nada.
En el instituto, cuando llegué, mis compañeros que sabían que no podía hablar, empezaron a hacerme burlas y otras cosas para que gritara diciéndoles que parasen, o que me dejasen, pero yo aguanté… pero no todo el día... Tenía ese día examen de biología, pero aún así pude hacerlo sin preguntarle dudas a mi profesor;  pero llegó un momento en el que, no entendía nada en la explicación  de una asignatura, y me empecé a agobiar. Además de todo el agobio, tenía otro examen muy importante al día siguiente, y tenía dudas...así que me rendí, pero aguanté más de lo que había pensado.

Tras vivir esta experiencia, puedo resaltar muchísimas cosas, sobre todo positivas. He aprendido la importancia que tienen algunas cosas de nuestro día a día, que son completamente normales para nosotros, como puede ser desde una simple sonrisa, hasta un mensaje de móvil, porque…¿Quién puede vivir hoy en día más de una semana sin llamar a una persona querida que esté lejos, o manda un mensaje de “Buenos días”?. Somos totalmente dependientes de la comunicación desde el minuto uno en el que nacemos. Un bebé cuando nace, ya se comunica de la única forma que sabe, llorando.

Por todo esto, debemos reflexionar sobre la gran suerte que tenemos de poder comunicarnos entre todos, y pensar en aquellos que les cuesta más comunicarse con el resto de personas.

5 comentarios:

  1. Me a encantado tu articulo me parece muy interesante estar durante un dia sin comunicarnos de ninguna manera,pero al igual que tu creo que me agobiaría muchisimo no sabes algo en clase y necesitar preguntar alguna duda para algun examen o algo y no poder preguntar,desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estas continuamente comunicandonos incluso en algunos casos incluso DOMIDOOOS!! Un Saludo,Rocío 4A

    ResponderEliminar
  2. Al igual que a ti me paso lo mismo, que es muy dificil aguantar sobre todo cuando hacen tonterias para hacerte hablar, a mi me toco tambien en dia de examenes pero como casi nunca pregunto no me afecto pero como me toco un viernes que lo mas quieres es relajarte viendo una peli o lo que sea como hablar por el movil, pero ese dia no se puede hacer y t llegas a agobiar, como te paso a ti

    ResponderEliminar
  3. Muy buena la ultima reflexión, desde luego llevamos por naturaleza el tener que comunicarnos si o si.

    ResponderEliminar
  4. No tuve la suerte de hacer esta prueba, ya que estaba deseando hacerla. He pensado en hacerla por mi cuenta pero nunca me decido.
    Por lo que veo te tocó un día complicado para no poder hablar, aun así aguantaste bien. Como has dicho, no podemos dejar de comunicarnos ya sea por una mirada o una sonrisa, hoy en día es muy complicado aguantar un día entero sin hablar y sin ningún tipo de tecnologías para muchas personas.
    Me ha gustado bastante tu visión y reflexión de este tema, pienso igual.

    ResponderEliminar
  5. A mi también me propusieron hacer este esperimento pero no me decante por hacer ya que al principio me pareció interesante pero cuando mi profesor me dijo que se llevo ocho día pensando es sus cosas, mis ganas descendieron muchisimo. Todos los días pienso en mis cosas y a veces no consigo concentrarme por culpa de estar pensando siempre en todo, lo único que me despeja es estar con mis amigos, hablar con ellos y asi no estoy pensando. La idea de estar un día entero para pensar en mis cosas no me gusto mucho.
    Aunque desde el punto de vista desde donde ella lo ha reflejado me ha parecido interesante y alomejor si me hubieran planteando de este modo la idea quizas la hubiera hecho.

    ResponderEliminar